Es el último caso de denuncia de una de las lacras que existen en España y que habría que erradicar de una vez por todas, en nuestro deporte y en la sociedad. A pesar de que, como dice Alves, no hay que generalizar, lo cierto es que en nuestros estadios e instalaciones deportivas se han vivido momentos auténticamente desagradables para los deportistas que compiten en territorio español.
Uno de los más sonados fue el de Samuel Eto'o en La Romareda en 2006. El camerunés, tras recibir insultos por su raza y color de piel, se plantó con el ya famoso "me voy, no juego más". Eso marcó un antes y un después. Este hecho llegó hasta la Unión Europea, que pidió a la UEFA y a las Federaciones que "consideren la posibilidad de imponer sanciones deportivas a las Ligas nacionales y los clubes cuyos seguidores o jugadores incurran en insultos racistas graves, incluida la posibilidad de expulsar de sus competiciones a los reincidentes".
Sin embargo, pese a esa propuesta, hay muchos detalles que se quedan en el aire. ¿Se debe sancionar al club? ¿Cómo puede una entidad saber que habrá una minoría que protagonizará incidentes racistas o xenófobos? ¿Cuál es el límite entre la rivalidad deportiva y el racismo?
El sociólogo y licenciado en Ciencias de la Información Ramón de Marcos asegura que, según un informe del racismo en España en 2010, se denunciaron hasta las "235 quejas racistas en nuestro país, de las cuales 212 se dieron por válidas" tras un proceso de estudio de las mismas. Eso en nuestro país, pero sigue sin haber datos en el ámbito deportivo.
Y en cuanto a esta lacra social en los estadios deportivos, De Marcos cree "hay grupos radicales o extremistas que utilizan estos comportamientos racistas gracias al fútbol, donde se vive una cierta permisividad en cuanto a la exaltación de los sentimientos o la descarga de adrenalina".
La gente que acude al fútbol, según De Marcos, "ve como a los jugadores se les paga mucho dinero, y esto crea recelo". Es cuando el hincha observa todas las "contradicciones sociales" que emana el fútbol: "Un país con más de 4 millones de personas en paro tiene que aguantar que un club le pague cifras millonarias a un jugador". Por eso, sus comportamientos cambian y muestran ese odio hacia el contrario, se pasa de la rivalidad al insulto racista.
Para erradicarlos, los clubes deberían tomar "medidas preventivas". "Los clubes deportivos no dedican el suficiente tiempo y dinero a este tema. Podrían hacer un seguimiento continuo, para así identificar a los que son recurrentes en estas acciones y, o bien prohibirles la entrada a los estadios, o bien hacer un trabajo con ellos de motivación para que cambien su conducta".
Para De Marcos, ahí está la clave. "Se deberían tomar medidas pedagógicas, con campañas publicitarias y con programas exclusivos para el comportamiento cívico y racional de la gente. Hay que formar a la gente que va a ver un evento para que a corto-medio plazo se erradique el racismo en nuestro deporte".
Este es un texto que he encontrado en la página de 20 minutos.
Creo que en nuestro país hay demasiados prejucios no solo con los inmigrantes si no con cualqier persona que piense deferente a ti.
Y en mi opinión para conbatir estos prejuicios no basta con poner a diferentes personalidades del fútbol diciendo lo malo que es ser racista. Tenemos que educar a la gente, ya desde pequeños, a tolerar los distintos puntos de vista que tiene la gente.
También creo que la gente que grita esas cosas en los estadios va bebida o drogada y normalmente no insultan a los jugadores de su equipo si no al contrario, con lo cual no es que sean racistas es que odian a esa persona por no ser de su equipo y se meten con su apariencia como un niño pequeño que no soporta que otro haga algo mejor y entonces se desfoga metiendose con él para sentirse mejor.